Francisco de Goya y Lucientes
Nace en 1746 en Fuendetodos (Zaragoza).
Goya es testigo de excepción de importantes
acontecimientos que marcan el inicio de la historia contemporánea de España:
- La
crisis del Antiguo Régimen
- La
esperanza de las reformas ilustradas
- La
tragedia de la guerra de la Independencia
- El
fracaso liberal
- La
restauración del absolutismo
Goya nos muestra su visión crítica y profunda de este
momento de la historia de España.
Contemporáneo de artistas neoclásicos, el artista
aragonés no se identifica con los presupuestos estéticos neoclásicos. Con plena
libertad explora nuevos caminos estéticos y aunque no crea escuela, sí pone las
bases de la pintura de los siglos XIX y XX:
- Como
pintor romántico cuando ensalza la lucha por la libertad
individual y de los pueblos.
- Como
pintor realista y sin ninguna concesión a la idealización
nos muestra la verdad de las cosas con toda la carga de horror que ello
pueda entrañar.
- Las
manchas de color del Impresionismo.
- La
expresión de los sentimientos deformando la realidad del Expresionismo.
- La
inmersión en el mundo delos sueños del Surrealismo.
Tres acontecimientos en su vida marcan su trayectoria
artística:
- 1789.
Carlos IV lo convierte en pintor de cámara. Esto le proporciona dinero y
reconocimiento social.
- 1792.
Una grave enfermedad le deja sordo y Goya se encierra en sí mismo.
- 1808.
La guerra de la Independencia lo sumerge en un mundo de monstruos y
pesadillas. En 1814 regresa el absolutismo con Fernando VII, hijo de
Carlos IV. Goya se destierra voluntariamente unos años más tarde a Burdeos
y allí murió en 1828.
Aunque la evolución de su estilo
pictórico no es lineal, estos acontecimientos marcarán una evolución artística
hacia una mayor subjetividad en los temas y hacia una mayor expresividad en el color
y en la forma de aplicarlo.
Podemos dividir su obra en dos momentos, antes y después de 1808, pues
desde esa fecha, la invasión francesa y el aislamiento que le va produciendo la
sordera le afectarán en su manera de enfrentarse a la pintura.
PRIMERA PARTE
Después de unos años de formación en Madrid y en
Italia, consigue el puesto de pintor de cartones para la Real Fábrica de
Tapices. De ahí ascendió hasta el triunfo total: ser pintor real y miembro de
la Academia de San Fernando y retratista de la nobleza.
En esta época
·
su obra refleja una sociedad alegre, despreocupada, optimista.
·
la pincelada es suelta aunque cuidada.
·
los colores son alegres y vivos.
·
pinta cartones para tapices, triunfa como retratista y realiza una serie de
grabados: Los Caprichos
El Quitasol
Cartón para tapiz
El Quitasol formaba parte de los cartones destinados a servir como
modelos para los tapices que decorarían el comedor de los Príncipes de Asturias
( el futuro Carlos IV y su esposa María Luisa) en el Palacio de El Pardo.
Goya busca la atención del espectador en la sonrisa de la muchacha
y en su gesto seductor para hacerlo partícipe del galanteo. Tras ella, un joven
le quita el sol con una sombrilla de color verde, en el mandil blanco de la
joven se acurruca un perrillo negro con una cinta roja.
La sombrilla es la que sirve precisamente para sombrear diferentes
zonas, haciendo que la luz solar resalte los colores en los que incide. Los tonos cálidos empleados (amarillos, azules o
blancos) otorgan una enorme alegría a la composición, alegría reforzada por las expresiones de las dos figuras.
La influencia del rococó es patente en el colorido alegre y suave y en el tema amable. La influencia neoclásica de Mengs está presente en la composición triangular y en la pincelada minuciosa, aunque a veces se hace vuelve más suelta, como se aprecia en el perrillo.
Estos cuadros (cartones para tapices) revelan el interés de la aristocracia y de los reyes por los temas costumbristas y reflejan una visión optimista y alegre de la sociedad madrileña con escenas cotidianas de fiestas y juegos, escenas amorosas, tipos populares y de la aristocracia, etc.
La condesa de Chinchón (1800)
La condesa de Chinchón es uno de los lienzos más famosos del artista zaragozano Francisco de Goya y Lucientes. Se trata de un óleo sobre lienzo con formato vertical que mide más de dos metros de alto y casi metro y medio de ancho que el pintor realizaría en torno a 1800 una vez que adquirió la categoría de pintor de corte.
El fondo, neutro y oscuro, refuerza la idea de soledad que expresa el bello rostro de la joven. Y es que Goya concentra toda su atención en el carácter tímido y ausente de María Teresa. El rostro refleja el mundo de intrigas y sin felicidad en que vive la esposa del poderoso ministro Godoy, con el que fue obligada a casarse con veinte años de edad. El rostro dulce y melancólico, que se vuelve hacia la derecha con elegancia, descubre su triste condición de "imperfecta casada". Goya consigue en sus retratos captar la psicología del personaje. Julián Gallego escribe sobre Goya: "El retratado por Goya, sea Rey o Roque, se franquea con el observador a través de las distancias de clases y épocas, con sinceridad casi impúdica. Al momento sentimos por él simpatía o antipatía, como el propio pintor..."
El fondo, neutro y oscuro, refuerza la idea de soledad que expresa el bello rostro de la joven. Y es que Goya concentra toda su atención en el carácter tímido y ausente de María Teresa. El rostro refleja el mundo de intrigas y sin felicidad en que vive la esposa del poderoso ministro Godoy, con el que fue obligada a casarse con veinte años de edad. El rostro dulce y melancólico, que se vuelve hacia la derecha con elegancia, descubre su triste condición de "imperfecta casada". Goya consigue en sus retratos captar la psicología del personaje. Julián Gallego escribe sobre Goya: "El retratado por Goya, sea Rey o Roque, se franquea con el observador a través de las distancias de clases y épocas, con sinceridad casi impúdica. Al momento sentimos por él simpatía o antipatía, como el propio pintor..."
La pincelada suelta, las manchas de luz
y color modelan
las formas, como observamos en las rodillas que se intuyen bajo el vestido. El riquísimo traje de corte refleja su condición social. No
debemos olvidar la importante base de dibujo que presenta, especialmente el
rostro. La gama decolores
cálidos con
la que trabaja otorgan mayor delicadeza y elegancia a la figura.
Todo hace apuntar a que ambas Majas fueron encargadas
por Godoy para decorar su gabinete, (instaladas con un mecanismo de muelles que
permitía el intercambio de ambos cuadros dependiendo de la visita) junto a la
Venus del espejo de Velázquez y otra Venus de la escuela veneciana del siglo
XVI, manifestándose el gusto del valido de Carlos IV por las pinturas de
desnudos femeninos, así como su poder, debido a la persecución que conllevaban
estas obras, pero Godoy no tenía nada que temer; era el hombre más poderoso del
país. Se apunta la posibilidad legendaria de que La
maja de ambas
fotografías sea la Duquesa de Alba. La postura provocativa podría incluso
sugerir que estamos ante una prostituta de alto postín, que se ofrece al mejor
postor. La mirada pícara y atrayente puede reforzar esta idea. La Inquisición
mandó comparecer a Goya ante sus tribunales por haber pintado Las
majas y los Caprichos,
pero curiosamente el asunto fue sobreseído.
La maja desnuda
No es ninguna imagen mitológica sino que es una mujer de carne y hueso,
una imagen moderna como más tarde haría Manet en su Olimpia.
Por eso, La maja desnuda tiene tanto éxito entre
los numerosos visitantes que la observan en el Museo del Prado, junto a su
compañera, La maja vestida.
Pictóricamente hablando, La maja desnuda es un
delicadísimo y acabado estudio de tonos nacarados, perfecto como pintura
neoclásica, torneado y pulido el desnudo como una porcelana. Quizá sea,
precisamente por su perfección y por su peso de Academia, lo menos
"goyesco" de toda la producción del pintor.
|
|||||||
Desgraciadamente La maja vestida tiene menos fama
que La maja desnuda, pero no deja de ser igual de bella. Es una mujer de la
aristocracia, por su traje de alto copete, tumbada en un diván sobre
almohadones, en una postura claramente sensual llevándose los brazos detrás
de la nuca. La pincelada empleada aquí por Goya es más suelta, más larga que
en su compañera, lo que hace pensar que sería posterior. El colorido, a base
de tonalidades claras, aumenta la alegría de la composición.
La maja vestida está tratada con una técnica más
suelta, vibrante y libre: más "goyesca", en realidad, que La
maja desnuda.
La Familia de Carlos IV
supone la culminación de todos los retratos pintados por Goya en
esta época. La obra fue realizada en Aranjuez desde abril de 1800 y durante
ese verano.
En ella aparecen retratados El rey Carlos IV, la Reina María
Luisa, sus hijos y otros familiares, Goya pintando, como había hecho
Velázquez en Las Meninas; la reina María Luisa de Parma en el centro de la
escena, como señal de poder ya que era ella la que llevaba las riendas del
Estado a través de Godoy
Fue la primera obra de Goya en entrar en el Museo del Prado, siendo valorada en 1834 en 80.000 reales.
EI artista recoge a los personajes como si de un friso se
tratara, en tres grupos para dar mayor movimiento a la obra; así en el centro se
sitúan los monarcas con sus dos hijos menores; en la derecha el grupo
presidido por el príncipe heredero realizado en una gama fría, mientras
que en la izquierda se sitúan los Príncipes de Parma en una gama caliente.
Todas las figuras están envueltas en
una especie de niebla
dorada que pone
en relación la obra con Las Meninas.
Lo que más interesa al pintor es captar
la personalidad de los retratados,
fundamentalmente de la reina, que es el personaje protagonista de la
composición, y la del rey, con su carácter abúlico y ausente. La obra es un
documento humano sin parangón. Estilísticamente destaca la pincelada tan suelta empleada por Goya.
Goya, a diferencia de Velázquez en Las Meninas, ha renunciado a
los juegos de perspectiva pero gracias a la luz y al color consigue dar
variedad a los volúmenes y ayuda a diferenciar los distintos planos en
profundidad.
Alrededor de esta obra existe mucha literatura ya que siempre se
considera que Goya ha ridiculizado a los personajes reales. Resulta extraño
pensar que nuestro pintor tuviera intención de poner en ridículo a la familia
del monarca; incluso existen documentos en los que la reina comenta que están
quedando todos muy propios y que ella estaba muy satisfecha. Más lógico es
pensar que los personajes de la familia real eran así de esperpénticos porque
de lo contrario el cuadro hubiese sido destruido y Goya hubiese caído en
desgracia, lo que no ocurre.
Podéis completar este comentario con el del Libro de texto. Pág. 281
El sueño de la razón produce monstruos
Con esta imagen querría indicarnos cómo la razón libera sus
fantasmas durante el sueño, a través del subconsciente, por lo que se supone
un anticipo del Surrealismo. También
podría aludir al deseo del artista por desenmascarar todos los monstruos de
la sociedad a través de sus estampas, destacando así el poder de la razón
sobre las tinieblas de la ignorancia, filosofía característica del
pensamiento ilustrado.
"Hasta la muerte" Una anciana se contempla vanidosamente en el espejo ajena a la burla de las demás. Este capricho ha sido visto como una burla a la reina María Luisa, que mantenía aventuras amorosas con otros jóvenes. También puede leerse como una crítica a nuestra capacidad de autoengaño.
SEGUNDA
PARTE
La Guerra de la Independencia marca un
antes y un después en su pintura.
La brutalidad de la Guerra de la
Independencia lo sumerge en un mundo interior lleno de pesadillas.
La sordera lo encierra cada vez más en
sí mismo, lo aísla.
Vivió con la contradicción que supone su
patriotismo antifrancés y sus ideas liberales profrancesas y en la última
etapa de su vida su obra fue distinta y amarga.
·
Pincelada cada vez más suelta.
·
Rapidez en la ejecución.
·
Colores oscuros
·
Temas de monstruos, brujería, violencia....
El romanticismo, expresionismo,
surrealismo, la técnica impresionista están presentes en esta etapa. Goya se
manifiesta como un pintor moderno y contemporáneo.
|
Pinturas sobre la Guerra
de la Independencia
Tanto La carga de los mamelucos como Los fusilamientos del 3 de Mayo aparecen en el Museo del Prado desde
el primer momento. La única ocasión en la que salieron fue en la evacuación que
los republicanos efectuaron en 1936 para salvaguardar las grandes obras de la
pintura del Prado durante la Guerra Civil.
Ya
en 1814, después de la
expulsión de los franceses que habían invadido España, Goya realiza estos dos
cuadros, en Madrid. Goya en esa época era sospechoso de afrancesamiento, y se
inicia en él un sentimiento de ser perseguido o amenazado por el retornado
Fernando VII. Aparte de la vivísima impresión que le había causado la guerra,
que le impulsó a realizar sus famosos desastres, estos dos cuadros le permiten
en cierta manera afirmar su adhesión al pueblo español, más allá de sus
compromisos intelectuales que le aproximaban a la cultura y la política de la
Ilustración.
En
estas obras el protagonista absoluto es el pueblo, en su masa anónima, héroe
colectivo y no figura particular como podía serio el general victorioso o el
rey en el campo de batalla. Éste es un concepto claramente romántico
y moderno de entender la guerra y los logros nacionales, que se atribuyen al
pueblo y su voluntad, más que a sus dirigentes.
La carga de los mamelucos
Representa el levantamiento del pueblo madrileño en la Puerta del
Sol, en 1808, contra los soldados del ejército invasor de Napoleón, iniciándose
la Guerra de la Independencia.
Los escorzos, las lineas curvas y las diagonales transmiten movimiento.
Las expresiones son violentas y brutales.
Los colores muy contrastados están aplicados con
pincelada suelta.
En esta escena, temáticamente, se representa un ataque de las masas populares a un grupo de mamelucos, soldados egipcios mercenarios a las órdenes de los franceses. Al escoger esta escena, Goya muestra magistralmente toda la carga de rabia y violencia que llevó a diversos elementos de las clases populares que se encontraban en Madrid, a salir a la calle a pelear armados con cuchillos contra un ejército bien pertrechado y armado, ejército que constituía la élite de la Europa del momento, al mezclarlo además con el elemento de “odio” hacia el musulmán, que enlazaba con la interpretación tradicional de la “Reconquista cristiana” de España.
En esta escena, temáticamente, se representa un ataque de las masas populares a un grupo de mamelucos, soldados egipcios mercenarios a las órdenes de los franceses. Al escoger esta escena, Goya muestra magistralmente toda la carga de rabia y violencia que llevó a diversos elementos de las clases populares que se encontraban en Madrid, a salir a la calle a pelear armados con cuchillos contra un ejército bien pertrechado y armado, ejército que constituía la élite de la Europa del momento, al mezclarlo además con el elemento de “odio” hacia el musulmán, que enlazaba con la interpretación tradicional de la “Reconquista cristiana” de España.
El centro compositivo del cuadro lo marca el soldado mameluco muerto que cae del caballo, al que otro individuo apuñala, acto totalmente sin sentido, ya que el caballo no es enemigo de nadie, lo que muestra lo ilógico de la guerra que lleva a la destrucción sistemática. El resto de la composición muestra a otra serie de figuras que acuchillan a jinetes y monturas, mientras que el ejército francés intenta salir de la carnicería.
Lo más destacado del conjunto son las expresiones de los rostros, de rabia e indignación de los madrileños, de miedo en los franceses e incluso de sus caballos. La escena se desarrolla dentro de la ciudad, ya que los edificios se representan en un perfil, aunque de modo genérico, sirviendo de marco de referencia, pero no restando protagonismo a la acción.
Toda la escena está teñida de dinamismo y dramatismo, con movimientos exacerbados y violentos, aspectos que luego serán fundamentales para los románticos como Gericault y Delacroix. Esta exacerbación del movimiento parece haberse contagiado a la mano del artista, que utiliza una técnica basada en las pinceladas rápidas, sueltas, a base de manchones, como salidas también de un estallido de violencia del pintor. Con respecto a los colores, destaca la brillantez de los mismos y la utilización del llamativo rojo de la sangre que salpica la escena.
En definitiva, junto a “Los fusilamientos de la Moncloa” se trata de un alegato antibelicista, realizado con más de cien años de adelanto a las corrientes contemporáneas que también van en ese sentido.
Los fusilamientos del 3 de Mayo
Al día siguiente del levantamiento contra las tropas de Napoleón, los patriotas sublevados fueron fusilados por las tropas francesas.
El protagonista es la masa anónima.
A la
izquierda, destacando sobre el fondo de la montaña de Príncipe Pío y las casas
que se recortan en el cielo nocturno, vemos a un grupo de hombres arrodillados
que van a ser fusilados, mientras otros esperan su castigo.
Los cadáveres de
los que acaban de ser ejecutados yacen amontonados en el suelo ensangrentado.
Al fondo aparece también una mujer sentada con un niño en los brazos. Son gente
civil y humilde como indican sus ropas vulgares.
Los condenados muestran diversas
actitudes ante su
inminente muerte: rezan, se tapan el rostro, se muerden los puños, se
desesperan, están horrorizados. El personaje principal,
con camisa blanca, valiente y digno, mira a los franceses y levanta los brazos
en cruz. A la derecha, los soldados napoleónicos,
anónimos, sin rostro, colocados en fila, levantan los fusiles para disparar.
Un farol colocado en el suelo ilumina la
oscuridad de la noche.
Es una escena brutal y patética
Composición: Está
dominada por dos grandes diagonales que confluyen en el farol colocado en el suelo: la de la
montaña y la del pelotón de fusilamiento, que da profundidad a la escena. A la
izquierda, los cadáveres colocados en primer plano presentan violentos
escorzos. La combinación de líneas verticales -condenados-, horizontales -
fusiles- y curvas- sables, brazos- dan movimiento a la escena, que parece real.
La figura con la camisa blanca es el punto de atracción de la composición.
La figura con la camisa blanca es el punto de atracción de la composición.
Luz: Hay bruscos
contrastes lumínicos.
Goya utiliza el tenebrismo para conseguir un efecto
dramático. Sobre un fondo oscuro, el foco de luz único proviene del farol, que
ilumina fuertemente la zona de los patriotas, mientras los soldados franceses aparecen
en penumbra, dibujándose sus sombras en el suelo. La luz separa simbólicamente
las dos zonas.
Color: El colorido es arbitrario y muy expresivo. Predominan los tonos oscuros (ocres, negro, gris), en fuerte contraste con el blanco, el amarillo y el rojo, en variada gama de matices. Hay también algún toque rosa. La mancha roja de la sangre destaca dramáticamente, para expresar la violencia de la acción descrita, así como el blanco de la camisa potenciado por el amarillo del pantalón.
Dibujo: aunque los contornos están perfilados en negro, el dibujo casi desaparece.
Cuerpos y rostros están deformados, con una técnica expresionista.
La pincelada es amplia, larga, quebrada, con grandes manchas.
Contenido:
Tal vez estás ante el cuadro más espectacular de denuncia frente a la guerra que jamás se ha pintado. Es una obra definitiva y contundente. Es imposible comprender tanta violencia. Sobrecoge contemplar la trágica escena de los fusilamientos llevados por los franceses el tres de mayo de 1808 contra los patriotas españoles sublevados contra el invasor.
Hay un fuerte contraste entre, por un lado, la máquina de matar de los franceses, pintada en una fila de soldados grises y con los brillos metálicos de sus fusiles. ( Para deshumanizarlos todavía más, Goya no nos permite ver sus rostros). Y por otro, frente al pelotón de fusilamiento, las pobres gentes se enfrentan a su última hora con ánimo diverso, unos no se pueden sostener en pie, otros se tapan los ojos para no ver...pero un valiente con los brazos en alto, vestido con una blanca camisa y fuertemente iluminado desafía con la gallardía de quien no tiene la razón de la fuerza, pero sí la fuerza de la razón. ¿O aparenta valentía aunque esté muerto de miedo?
Tal vez estás ante el cuadro más espectacular de denuncia frente a la guerra que jamás se ha pintado. Es una obra definitiva y contundente. Es imposible comprender tanta violencia. Sobrecoge contemplar la trágica escena de los fusilamientos llevados por los franceses el tres de mayo de 1808 contra los patriotas españoles sublevados contra el invasor.
Hay un fuerte contraste entre, por un lado, la máquina de matar de los franceses, pintada en una fila de soldados grises y con los brillos metálicos de sus fusiles. ( Para deshumanizarlos todavía más, Goya no nos permite ver sus rostros). Y por otro, frente al pelotón de fusilamiento, las pobres gentes se enfrentan a su última hora con ánimo diverso, unos no se pueden sostener en pie, otros se tapan los ojos para no ver...pero un valiente con los brazos en alto, vestido con una blanca camisa y fuertemente iluminado desafía con la gallardía de quien no tiene la razón de la fuerza, pero sí la fuerza de la razón. ¿O aparenta valentía aunque esté muerto de miedo?
Significado:
Goya abre caminos inexplorados en arte, su obra es de una extraordinaria modernidad. En este lienzo introduce una nueva concepción de la pintura de historia, alejada de la visión heroica y gloriosa tradicional; la pintura se convierte en una forma de "protesta social", de criticar una realidad histórica que genera sufrimiento humano. Este cuadro servirá de modelo a otros pintores: Manet "Fusilamiento del emperador Maximiliano" (1867) y Picasso "La masacre de Corea" (1951). Desde un punto de vista plástico, Goya se muestra en esta tela precursor de movimientos pictóricos contemporáneos: del Romanticismo, en el uso violento del color y el movimiento; del Cubismo, en los volúmenes geometrizados de los soldados franceses; del Expresionismo, en el dramatismo y deformación de los gestos y la expresividad del color para mostrar la emoción y los sentimientos.
Goya abre caminos inexplorados en arte, su obra es de una extraordinaria modernidad. En este lienzo introduce una nueva concepción de la pintura de historia, alejada de la visión heroica y gloriosa tradicional; la pintura se convierte en una forma de "protesta social", de criticar una realidad histórica que genera sufrimiento humano. Este cuadro servirá de modelo a otros pintores: Manet "Fusilamiento del emperador Maximiliano" (1867) y Picasso "La masacre de Corea" (1951). Desde un punto de vista plástico, Goya se muestra en esta tela precursor de movimientos pictóricos contemporáneos: del Romanticismo, en el uso violento del color y el movimiento; del Cubismo, en los volúmenes geometrizados de los soldados franceses; del Expresionismo, en el dramatismo y deformación de los gestos y la expresividad del color para mostrar la emoción y los sentimientos.
Manet
Picasso
Podéis completar este comentario con el del Libro de texto. Pág. 282
El Coloso
El Coloso
La aparición de El gigante como símbolo de Napoleón, o
simplemente de los horrores de la guerra produce una huida de carros y personas
hacia la izquierda y cabezas de ganado hacia la derecha. Sólo un asno permanece
impasible en medio del éxodo. Técnicamente se inicia aquí el ciclo de lo que
serán las pinturas negras La intensidad en la utilización del negro y la
agresividad de las manchas, producen una auténtica descomposición de las
formas. Hace unos años se discutió si el autor era Goya o un discípulo suyo. En cualquier caso el estilo correspondería con este cambio vital que está sufriendo Goya en su obra en este momento.
Grabados sobre la Guerra
de la Independencia
“Los desastres”
Goya los inició en 1810. Constituyen una denuncia por la crueldad de la guerra.
Al igual que los "Caprichos", no son una obra de encargo. Podría decirse que Goya realiza la tarea de un reportero de Guerra, casi como un fotógrafo que nos muestra la crudeza de aquellos acontecimientos, criticando los excesos y crueldades de ambos bandos.
Goya los inició en 1810. Constituyen una denuncia por la crueldad de la guerra.
Al igual que los "Caprichos", no son una obra de encargo. Podría decirse que Goya realiza la tarea de un reportero de Guerra, casi como un fotógrafo que nos muestra la crudeza de aquellos acontecimientos, criticando los excesos y crueldades de ambos bandos.
¿Por qué?
Lo mismo
Pinturas Negras
En febrero de 1819 Goya va a adquirir una finca en las
afueras de Madrid, cerca del puente de Toledo. Era una casa de campo rodeada de
un pequeño terreno que pasará a la historia como la Quinta del Sordo.
En este remanso de paz, Goya va a decorar su casa con
una serie de 14 pinturas, las famosas Pinturas Negras, en las
que revela su amargura, su desilusión ante el mundo, su pesimismo, y, por qué
no, su propia locura. El colorido restringido, en el que domina el negro y los
pardos, dan nombre a las pinturas.
El carácter privado e íntimo de esta casa, hizo que el
artista se expresara en estas obras con gran libertad. Pintadas directamente
sobre los muros, la técnica empleada debió de ser mixta, pues los análisis
químicos revelan el empleo de aceites en su composición.
El estuco fue transferido al lienzo y hoy las pinturas negras se pueden admirar en el Museo del Prado.
El impacto visual y la fuerza expresiva son factores que asumirán expresionistas y surrealistas. En estas pinturas, muestra un mundo de seres extraños, grotescos, fantásticos, con brujas, procesiones siniestras, viejos repugnantes, visiones, en definitiva en las que triunfa lo expresivo sobre la belleza de las formas. Lo Feo, el Mal, adquieren un carácter convulsivo y amenazador (que luego será utilizado profusamente por los románticos).
Salen a la luz las feroces y desencantadas visiones que el artista había ido acumulando a lo largo de su vida, puesto que hay que tener en cuenta que cuando Goya inicia esta serie cuenta ya con más de setenta años, en los que sobre todo su sordera ha ido acumulando recelos, resentimientos y sospechas de todo lo que le rodeaba.
Técnicamente, estas pinturas suponen un dominio total de la materia plástica con una audacia asombrosa que anuncia la libertad del arte contemporáneo, puesto que la mancha negra hace desaparecer la línea y gran parte de los colores y los símbolos desplazan a las formas concretas y reales. Las pinceladas se hacen pastosas, gruesas, largas, rápidas y expresionistas, llegando a utilizar la espátula para aplicar el color.
El estuco fue transferido al lienzo y hoy las pinturas negras se pueden admirar en el Museo del Prado.
El impacto visual y la fuerza expresiva son factores que asumirán expresionistas y surrealistas. En estas pinturas, muestra un mundo de seres extraños, grotescos, fantásticos, con brujas, procesiones siniestras, viejos repugnantes, visiones, en definitiva en las que triunfa lo expresivo sobre la belleza de las formas. Lo Feo, el Mal, adquieren un carácter convulsivo y amenazador (que luego será utilizado profusamente por los románticos).
Salen a la luz las feroces y desencantadas visiones que el artista había ido acumulando a lo largo de su vida, puesto que hay que tener en cuenta que cuando Goya inicia esta serie cuenta ya con más de setenta años, en los que sobre todo su sordera ha ido acumulando recelos, resentimientos y sospechas de todo lo que le rodeaba.
Técnicamente, estas pinturas suponen un dominio total de la materia plástica con una audacia asombrosa que anuncia la libertad del arte contemporáneo, puesto que la mancha negra hace desaparecer la línea y gran parte de los colores y los símbolos desplazan a las formas concretas y reales. Las pinceladas se hacen pastosas, gruesas, largas, rápidas y expresionistas, llegando a utilizar la espátula para aplicar el color.
Aquelarre
La obra que aquí nos ocupa fue pintada entre los años 1819 y 1823, se trataba de una gran obra de formato horizontal que contaba con casi cinco metros de longitud y metro y medio de altura, en la actualidad el lienzo que podemos observar presenta unos cuatro metro y medio de longitud ya que fue recortado por los extremos presumiblemente para adaptarse a un espacio más limitado en la Exposición de París.
El aquelarre o El gran Cabrón como también se le conoce, representa una reunión de brujas y brujos frente a Satán que ha sido representado como un macho cabrío de gran tamaño. Parece ser que la obra representa la iniciación de una nueva bruja que sería la mujer que está junto al cabrón ataviada con una túnica blanca que le cubre incluso la cabeza. El demonio por su parte queda en la penumbra y al situarse de espaldas al espectador tampoco se hace visible su rostro. En el extremo opuesto encontramos una mujer sentada en una silla y ataviada con una especie de toquilla negra cuyo rostro también queda desdibujado.
Al recortar el lienzo vemos como el centro de la composición ha cambiado con respecto al origina y ahora lo encontramos en la mujer que viste de negro y aparece cubierta con un tocado blanco. Los colores son oscuros como en el resto de las pinturas que decoraban su casa, de ahí el nombre de Pinturas Negras, con una pincela muy suelta que desdibuja las formas y una gran cantidad de empaste en el que se notan las pinceladas cargadas. La obra consigue una gran sensación de movimiento circular con la posición del grupo.
Perro semihundido
Más de las dos terceras partes del cuadro están
vacías, el horizonte es una línea diagonal, y la separación cielo-tierra
resulta muy confusa. No hay nada en su campo visual, solo una mancha de color.
El perro se encuentra fuera de todo contexto o escenario identificable.
Saturno devorando a su hijo
Saturno, Cronos en la mitología griega, nos muestra una de las escenas más desgarradoras de la serie. Saturno devoraba a sus hijos recién nacidos para impedir que se cumpliese la profecía de que uno de ellos lo destronaría. El mito, como es bien sabido, alude al Tiempo
devorador de sus propias criaturas.
Saturno, con ojos desorbitados u una boca bestial, hunde los dedos en el cuerpo de su hijo. Su movimiento contrasta con el estatismo del cadáver. De la obra llama la atención el rostro de Saturno, deforme, con expresión de ferocidad y voracidad.También resulta impactante la oscuridad que envuelve a la figura iluminada y el rojo de la sangre.
Saturno, con ojos desorbitados u una boca bestial, hunde los dedos en el cuerpo de su hijo. Su movimiento contrasta con el estatismo del cadáver. De la obra llama la atención el rostro de Saturno, deforme, con expresión de ferocidad y voracidad.También resulta impactante la oscuridad que envuelve a la figura iluminada y el rojo de la sangre.
Se ha llegado a ver en esta escena una imagen de la
humanidad devorándose a sí misma.
Algunos autores apuntan a que también podría simbolizar al rey absolutista Fernando VII, terminando con su pueblo.
Algunos autores apuntan a que también podría simbolizar al rey absolutista Fernando VII, terminando con su pueblo.
Dos viejos comiendo sopa
“Dos Viejos comiendo sopas” nos muestra una alucinante deformación de la figura humana para expresar la esencia de la vejez, la pobreza, la soledad y la decrepitud. La escena representa a dos ancianos de los que su sexo no está claro, con aspecto, sobre todo el de la derecha, de calavera, simbolizando lo poco que le queda por vivir, reflejando tal vez la visión que el pintor tenía de la vejez que ya lo acompañaba, con el consiguiente deterioro que ésta trae consigo. La pincelada empleada es totalmente suelta, pintando con espátula, con cuchara o hasta con los dedos, interesándose por la expresividad de las figuras que provocan el sobresalto en el espectador. Parece representar no a los dos viejos, sino a la vejez. La obra puede sin duda considerarse como un claro precedente del expresionismo del siglo XX, tanto por su asunto, como por su técnica.
A garrotazos ...
...dos hombres acometiéndose enterrados hasta las
corvas, es el más crudo símbolo de guerra civil que se hubiera pintado nunca...
El duelo a garrotazos Francisco de Goya representa a dos personajes masculinos situados en la zona izquierda y en primer plano que literalmente luchan entre sí a garrotazos. Ambos aparecen ataviados según la estética de la época pero sus rostros apenas se encuentran definidos. Mientras uno de los personajes aparece de espaldas y no se aprecia su rostro, el otro nos muestra un rostro rudo con cejas pobladas y barbado. La escena se desarrolla en un paisaje desolado sin apenas vegetación y en cuya parte derecha se encuentra una montaña que equilibra las masas dentro de la obra. Tan sólo la combinación de tonos azules que refleja el cielo merece una especial atención.
La obra de Goya ha dado lugar a distintas interpretaciones, y mientras que los estudiosos extranjeros optan por interpretar la escena como una costumbre española, quizás de alguna zona de Galicia, los historiadores del arte españoles la han interpretado como una lucha fratricida entre las dos Españas, una la España liberal y la otra la España absolutista partidaria de Fernando VII; no debemos olvidar que en esta misma época los españoles tildados de afrancesados –Goya entre ellos- fueron obligados a abandonar el país.
La composición descentrada se aleja de la estética academicista imperante en el siglo XIX y parece más cercana a las formas romanticistas. El dibujo aparece relegado en pro de un color suelto, quizás desteñido, que fluye libremente con una pincelada poco cargada pero llena de vigor.
Grabados: Los disparates
Extraña locura
Una familia cuyo disparatado hogar es una alta y
gruesa rama.
Esto es volar.
Últimas obras:
La lechera de Burdeos
Pintado durante su exilio voluntario en Francia, Goya
retorna a un estilo más luminoso que caracterizó su primera época. Los bordes
de las figuras están primorosamente difuminados suavizando su contraste con un
fondo con colores verdes ligeramente azules, que en sus anteriores obras había
abandonado. Este cuadro ha sido considerado por muchos estudiosos de la pintura
como la primera obra “impresionista” de la historia.
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