domingo, 15 de mayo de 2016

BERNINI ESCULTOR


BERNINI

Características generales que podéis utilizar al comienzo del comentario de cualquiera de sus obras escultóricas:

  • “El artista de la Contrarrefoma”
  • Arquitecto, urbanista, pintor, dramaturgo, toda su obra transmite la intensidad emocional que requiere la espiritualidad de la Contrarreforma.
  • Representa los sentimientos en su máxima expresión.
  • El movimiento captado en la fugacidad de un instante.
  • Su virtuosismo técnico transmite calidades táctiles.
  • Exagera el movimiento mediante diagonales, contorsiones, espirales.
  • Con la luz consigue potenciar la emoción y el movimiento.


David (1622)

Mármol. Talla

David aparece aquí tensando la onda para atacar a Goliat. La dinámica de la figura se enfatiza por medio de una composición piramidal con varios puntos de vista. Se sirve de la espiral para plasmar el movimiento.
La tensión y el drama no quedan reducidas al propio personaje, sino que se transmite al espectador que queda incluido dentro de la composición. 
Aunque la figura nos invita a roderla fue concebida para ser colocada delante de una pared, por lo que el punto de vista único, si nos colocamos frente a ella, nos permite percibir la máxima intensidad y la violencia del movimiento.


Es de destacar el gesto de rabia de la expresión de David. Podemos ver la evolución con respecto al David de Donatello y al David de Miguel Ángel.


Labios contraídos, músculos rígidos, ceño fruncido, 
fosas nasales hinchadas, mirada fija, resuelta y decidida.

"como un deportista en el momento previo al lanzamiento"





Ha superado el estatismo de la escultura renacentista y nos muestra la realidad de un instante.



Apolo y Dafne (1625)
La fugacidad de un instante:




Mármol. Talla
Se conserva en la Gallería Borghese en Roma.
Composición abierta. Las diagonales crean una composición llena de dinamismo. Capta el instante. Es la mejor plasmación del instante y delmovimiento.


Importancia de los sentimientos expresados en su máxima intensidad. El grito de horror de Dafne y el rostro perplejo de Apolo nos muestran un contraste de actitudes y aspectos que reflejan el interés por la representación de las emociones y los afectos.
Detallismo anatómico. Virtuosismo técnico para captar calidades táctiles en la representación de la piel y de las texturas. 
Expresividad, potencial dramático de la luz. Bernini se interesó mucho en estos efectos.

La temática está sacada de la Metomorfosis de Ovidio:
Dafne, nombre que en griego significa laurel, era una ninfa hija del dios-río Peneo que transcurre por la región de Tesalia. El dios Apolo amaba a Dafne con una gran pasión pero la ninfa no le correspondía y le esquivaba. En una ocasión Apolo perseguía a Dafne y ésta huía hacia las montañas para evitarlo. Cuando el dios estaba a punto de alcanzarla, la joven dirigió una plegaria a Zeus, suplicándole que la metamorfoseara para poder escapar al asedio del dios. Su petición fue escuchada y concedida, y al momento la joven comenzó a transformarse en un laurel. De sus pies iban saliendo raíces y sus extremidades se convertían en frondosas ramas del árbol que desde ese momento fue el consagrado al dios Apolo y pasó a representarlo


También se puede aplicar una lectura de carácter moral, como premio a la virtud y a la virginidad.
El laurel se pone al vencedor en los juegos.
El papa Urbano VIII hizo inscribir al pie de la escultura el siguiente texto en latín:

"Quien, amante, persigue los placeres de la belleza fugaz,
llena sus manos de hojarasca o bien recoge frutos amargos"

Y es que en obras como esta, Bernini consiguía transmitir un dramatismo y una espiritualidad emocional afines a la espiritualidad de la contrarreforma.

Pese a ser una escultura exenta. Bernini la diseñó para ser observada desde un único punto de vista (como el David), concepción heredada de la pintura renacentista, aunque su fuerza y movimiento nos invitan a rodearla.


De cara al significado podéis citar esta otra obra, que está en la misma línea de Apolo y Dafne:
El Rapto de Proserpina




Fue encargada por Scipione Borghese, que se la cedió al Cardenal Ludovico Ludovisi en 1622, quien la llevó a su villa. Permaneció allí hasta1908, cuando el Estado italiano la adquirió y la devolvió a la Galleria Borghese.
Es una gran estatua de mármol, perteneciente a un grupo escultórico ejecutado por el artista. Representa a Proserpina (Perséfone en la mitología griega) siendo raptada por Plutón (Hades en la mitología griega), soberano de los infiernos.
La posición, un contraposto retorcido, es una reminiscencia del Manierismo, y permite una observación simultánea del rapto (según se mira desde la izquierda) con Plutón tratando de mantener a Proserpina sujeta; de la llegada al Hades (mirando de frente, parece llevar en brazos a su víctima); y de la petición de Proserpina a su madre de regresar durante seis meses a la Tierra (si contemplamos desde la derecha, con las lágrimas de la mujer, el viento sobre su pelo y el Can Cerbero ladrando).
Es notable la representación de los detalles: Proserpina empuja la cabeza de Plutón estirando su piel, y los dedos de este aprietan cruelmente la carne de Proserpina tratando de inmovilizarla.


La historia del Rapto de Proserpina, tomada de "La Metamorfosis" de Ovidio sirvió a Bernini como inspiración para recrear en piedra un episodio de gran dinamismo, contrastando el frágil y desprotegido cuerpo de Proserpina con la viva y anatómica figura de Plutón. El escultor se recrea en el sensual y delicado cuerpo de la joven, cogida por el brutal Plutón del que se intenta liberar en vano.




Éxtasis de Santa Teresa Bernini (1647-1652)
(Pág. 229 del libro de texto)



Mármoles y jaspes de colores. Bronce
Iglesia de Santa María della Victoria. Roma
El cardenal Cornaro, le encargó remodelar el brazo izquierdo del crucero de la iglesia carmelita de Santa María della Vittoria a fin de convertirlo en su capilla funeraria. Aquí preparó un auténtico teatro para enseñar al mundo la irrefutable muestra de la santidad de Teresa (canonizada en el año 1622).
Bernini logró el realismo más exquisito al esculpir el pesado manto de la monja, las nubes vaporosas, el velo ligero y la tierna epidermis del ángel adolescente. 
Una enigmática sonrisa modela la cara de este ángel. Es una sonrisa ambigua, entre maliciosa y beatifica La expresión del rostro de la santa es la de la pérdida de la consciencia, cerrados los ojos, abiertos los labios y las aletas de la nariz. Las manos y los pies expresan un abandono total, en dramática actitud.



                                        


Al mismo tiempo, el cuerpo suspendido en el aire y el movimiento en diagonal que lo anima nos hace creer en lo imposible.
Una abertura al.exterior, cerrada por un vidrio amarillo y colocada por encima y más atrás que el grupo, baña la escena con una luz mágica.

La escena representada es la que describe Santa Teresa en el capitulo XXIX de su autobiografía: se le apareció un ángel en forma corpórea con una cara bellísima y toda iluminada. El ángel sacó un dardo, que le pareció tener la punta inflamada, con el que le traspasó las entrañas, pareciendo, al retirarse, que le daba vida y dejándola toda agitada en grande amor de Dios". Dice la santa que el dolor y el placer que este dardo le produjo no era corporal, sino espiritual, por bien que el cuerpo no le fuese del todo extraño.
La familia Cornaro se asoma a contemplar la escena a unos balcones laterales en las paredes de la capilla. Las tradicionales tumbas de pared son aquí sustituidas por "palcos de teatro".


El efecto escenográfico, tan barroco, está plenamente conseguido; casi nos sentimos intrusos en la escena, donde escultura, arquitectura y pintura se funden en una sola cosa atrayéndonos.  En esta escultura se asumen algunas cualidades de la pintura.  La situación del grupo dentro de su marco arquitectónico, la iluminación procedente de la ventana oculta refuerzan la impresión de color que proporciona el dorado y los mármoles de colores.  También los ángeles y las nubes pintadas en la bóveda tienen una cierta cualidad escultórica La religiosidad surgida en la Contrarreforma ya no se limita a utilizar el arte para explicar unos contenidos, como sucedía en la Edad Media. La teatralidad barroca se despliega para persuadir y convertir a través de representaciones que arrebaten los sentidos.
La capilla es un derroche de mármoles y jaspes de colores; recuerda a un teatro en el que el nicho sobre el altar hace las veces de escenario a la famosa escena del éxtasis.
Bernini será un referente para toda la escultura posterior.

De cara al significado podéis citar esta otra obra en la misma línea del éxtasis de Santa Teresa:
Beata Ludovica Albertoni


Mármol blanco. Realizada entre 1671 y 1674
El Señor concedió a la beata Albertoni el don extraordinario de los éxtasis místicos, que alcanzaron gran fama y difusión en aquel tiempo. Murió en Roma el 31 de enero de 1533. Inmediatamente, después de su muerte, gozó de culto público, que fue confirmado oficialmente por el papa Clemente X el 28 de enero de 1671. Su cuerpo se conserva en el espléndido sepulcro marmóreo que el cardenal Paluzzo Albertoni Altieri mando realizar. Fue el gran escultor Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), quien años antes había esculpido el "Extasis de santa Teresa" para laCapilla Cornaro , quien realizó ésta magnífica obra.

Bernini  colocó a la Beata, en tamaño mayor que el natural 188 cm, no difunta, sino reclinada en el éxtasis místico en que murió. Al ver ésta maravilla uno se da cuenta que lo más parecido al acto del Creador es, valga la redundancia, el acto creador, no es en  la filosofía, ni en la ciencia, sino en el Arte donde, creando, nos acercamos a la Belleza, a la experiencia sobrenatural del Creador. Siendo creaturas creadas tenemos capacidad de crear, es esto lo que nos sobrecoge y, a la vez, nos envuelve en un profundo divino sentido. 
Bernini proyecto todo el marco de la pequeña capilla, incluso la ventana en la que se filtra la luz a través de una claraboya invisible, casi inexistente, fuera de este mundo, una luz que cae como un chorro de gracia sobre el rostro de la beata.


                                       

En el  rostro de esta escultura se reflejan juntamente el sufrimiento humano y la felicidad celestial. Ella vivió repetidas experiencias de visiones y éxtasis místicos, y Bernini, quiso representarla en el momento de su muerte, pero transformando ese lance dramático en un momento de éxtasis y de unión mística con su Señor. Su rostro está fuera de este mundo, poseído por la divinidad, arrebatado, en éxtasis...

Otras obras de Bernini:

 Fuente de Los Cuatro Ríos
                                                            Plaza Navona. Roma

 Tumba del papa Urbano VIII


 





Tumba del papa 
Alejandro VII


Bernini consigue unir el monumento conmemorativo con el sepulcral, arquetipo que se mantendrá vigente hasta el siglo XIX. El difunto rodeado de figuras alegóricas, en oración y de frente. Aparece "vivo", pese a que la muerte aparece con forma de esqueleto, mostrando su inevitable llegada y el paso inexorable del tiempo.



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