domingo, 24 de marzo de 2019

17. Arquitectura y urbanismo de la segunda mitad del siglo XIX. Eclecticismo. La arquitectura del hierro. La escuela de Chicago. El Modernismo (Gaudí).

El urbanismo moderno tiene su origen en el siglo XIX. En este siglo aparece una nueva ciudad, densa de población, de máquinas, de humos y de problemas sanitarios. Es necesaria una nueva respuesta en el ordenamiento del espacio urbano ya que las antiguas soluciones no sirven.
En el panorama arquitectónico conviven el eclecticismo y la arquitectura llamada de ingenieros, que responde a las nuevas necesidades de la sociedad industial y en pugna con la arquitectura de arquitectos preocupada por la tradicción.
Sólo al final del siglo se supera esta dialéctica:

  • En América con la Escuela de Chicago
  • En Europa con el Modernismo, una arquitectura alternativa al eclecticismo y a los anacrónicos revivals.


ECLECTICISMO
Mientras la ciudad configura su trazado, la arquitectura sigue mirando al pasado. El historicismo romántico deriva en un eclecticismo funcional, que supone la aplicación de una forma arquitectónica concreta a un tipo de edificio, según su función o simbolismo. Puede incluso mezclar estilos sin aparentes problemas de coherencia estilística. También se van a aprovechar los hallazgos tecnológicos de la sociedad industrial y de la arquitectura del hierro. En la ciudad conviven arquitecturas distintas y es a esta pluralidad a la que se le conoce como eclecticismo.
Una peculiaridad del eclecticismo es la posibilidad de elegir aquella opción del pasado que a gusto del arquitecto mejor se adaptase a la función y al simbolismo que pretendía conseguir.
Ejemplos de eclecticismo funcional simbólico
  • El neoclasicismo, asociado a la idea de solidez y permanencia, para edificios oficiales y bancarios.
  • El neogótico, y el neorrománico que sugería espiritualidad, se empleó para los religiosos.
  • El islámico, relacionado con el goce de los sentidos, para los edificios destinados al ocio.
  • El neobarroco para los teatros.
  • El neomudéjar en las plazas de toros...
Hasta finales del siglo XIX esta arquitectura historicista, ecléctica, arquitectura llamada de "arquitectos" y a la que le preocupa ante todo la forma y la tradición convive con la arquitectura de " ingenieros", la que responde a las necesidades de la revolución industrial y a la que le interesa ante todo la función.

Ópera de París


Charles Garnier
Neobarroco
El Palacio de la Ópera forma parte de la gran reconstrucción parisiense del Segundo Imperio Francés, promovida por el Emperador Napoleón III, quien escogió al Barón Haussmann para supervisar las obras.
Utiliza una estructura de acero y hormigón armado, pero la recubre de ornamento barroco por considerar la estética de la estructura indigna.
Es también cuna de mitos y obras literarias, siendo la más famosa el Fantasma de la Ópera.

Biblioteca de Santa Genoveva



Henri Labrouste
París
Labrouste construye con hierro y cristal y recubre con un exterior clásico.

El Puente de Brooklyn


Neogótico
Fue construido entre 1870 y 1883.
En el momento de su inauguración era el puente colgante más grande del mundo También fue el primero suspendido mediante cables de acero. Desde entonces, se ha convertido en uno de los símbolos más reconocibles de Nueva York.


ARQUITECTURA DE LOS NUEVOS MATERIALES
El eclecticismo arquitectónico convive en el siglo XIX con la arquitectura del hierro y de los nuevos materiales de la Revolución Industrial. Esta arquitectura llamada también de ingenieros es ante todo funcional y busca satisfacer las necesidades que aparecen con la Revolución Industrial.
La arquitectura de ingenieros
Ha de construir
·         grandes y diáfanos espacios
·         fábricas
·         estaciones de ferrocarril
·         mercados
·         puentes
·         pabellones para las exposiciones universales
Emplea como materiales "vistos" y no sólo en estructura o interiores
·         hierro colado
·         vidrio
·         acero
·         cemento
·         hormigón armado
Permite construir con rapidez y de manera más económica. Las piezas prefabricadas que se montan "in situ" permiten gran rapidez de montaje, ahorran dinero e incluso pueden ser reutilizados.

El palacio de cristal. 1851


Primera Exposición Uuniversal en Londres 
Joseph Paxton

Torre Eiffel (1889)

Gustave Eiffel
Esta construcción de trescientos metros de altura, no funcional, se convierte en símbolo de la Exposición Universal de 1889, en símbolo de la arquitectura de ingenieros y en símbolo de París.
Es el máximo exponente de la arquitectura del hierro. Se convirtió en el edificio más alto del mundo y en un icono del progreso y de la evolución técnica.
Características peculiares, ya que es difícil distinguir interior de exterior en algunas de sus partes.
Pesa 10.100 toneladas, está formada po más de 18.000 piezas de hierro y necesitó 2,5 millones de remaches.Su planta es un rectángulo virtual cuyos vértices son los cuatro grandes pilares, que unen a su vez cuatro grandes arcos.  Los pilares se van curvando hacia el interior en su subida hasta llegar a juntarse en un solo elemento.
La torre consta de tres plataformas a las que se puede subir tanto en ascensor como en escalera.
Pese a su fama, no fue muy bien acogida en un primer momento. Sin embargo, años después, cuando las autoridades decidieron desmontarla, fueron los propios u¡intelectuales franceses los que lo impidieron.
En la dialéctica surgida entre arquitectos e ingenieros, la "victoria" fue para los segundos, que se decantaban por los nuevos materiales y por nuevos sistemas técnicos adaptados a la construcción. Esta torre se convirtió en el símbolo de los ingenieros junto a otros edificios como el Crystal Palace, que por la necesidad de una construcción amplia y luminosa que debía ser creada en un breve espacio de tiempo, no fue encargada a un arquitecto, sino a Joseph Paxton, experto en la construcción de invernaderos.




LA ESCUELA DE CHICAGO
A finales del siglo XIX y en los Estados Unidos nace una nueva arquitectura funcional, que emplea nuevos materiales (hormigón armado, hierro, acero, cristal) y además prescinde de los historicismos.
En los Estados Unidos no se sienten atados a la tradición arquitectónica.
La ciudad de Chicago es destruida por un incendio en 1873. Hay que reconstruirla con rapidez dada su importancia comercial y financiera y aprovechar al máximo el suelo disponible.
Los nuevos materiales, las nuevas técnicas de construcción (estructuras de acero visibles con simples cerramientos de piedra y cristal) y la invención del ascensor eléctrico permiten que el centro de Chicago se llene de edificios que se desarrollan en altura y que pondrán las bases del rascacielos del futuro.
En estos edificios:
La estructura de hierro es el esqueleto. Se emplean vigas y columnas de acero e hierro para sostener los forjados de las plantas.
La fachada reticular actúa como cortina, como la piel. Con ello, el muro pierde su función sustentante y puede ser convertido en amplias cristaleras que iluminan el interior.
Integrado en la ciudad mediante el hall y las ventanas.
Relación interior vertical (el ascensor) y horizontal (los pasillos). .
Nace así la Escuela de Chicago formada por un grupo de arquitectos que revolucionará la arquitectura. Grandes almacenes, edificios de oficinas, hoteles, sedes de empresas...se convierten en obras tan importantes como el templo o el palacio en otras épocas.
Louis Henry Sullivan fue el máximo exponente de esta escuela. El funcionalismo de su arquitectura lo resume en la frase:
"la forma es el resultado de la función".
Auditorium Building de Chicago (1886-1889)



Sullivan
Esta obra integraba hotel, teatro y oficinas. La extraordinaria acústica del mismo lo convirtió en una obra modélica.
Emplea ténicas tradicionales en piedra pero también destaca el inicio de su predilección por lo funcional frente a lo decorativo.

Guaranty Building (1895)




Búfalo
Sullivan
Lo que resalta del edificio es su verticalidad y su grandiosidad.
Como si de una enorme columna se tratara, las tres partes fundamentales del edificio semejan basa (los pisos bajo y primero, que sirven para comercio, serán luminosos y amplios y con entrada muy vistosa), fuste (los pisos altos son para oficinas con determinadas características de iluminación, pero todos iguales, por lo que al exterior, con más o menos ornamento, debe resaltarse esa igualdad) y capitel (el conjunto termina en un ático de coronamiento, destinado a servicios de mantenimiento y maquinaria, que al no ser oficinas no tiene por qué atenerse a las anteriores características).

Almacenes Carson, Pirie y Scott (1904)



Sullivan
Chicago
La decoración desaparece casi totalmente.


EL MODERNISMO GAUDÍ
Nace a finales del siglo XIX como reacción estética contra los historicismos.
Se desarrolla en aquellos países que han alcanzado un cierto desarrollo industrial.
Es el estilo de una burguesía rica y culta, sin complejos historicistas y que exige calidad y diseño.
Se extiende por toda Europa y en cada país recibe distinto nombre:
Aunque en cada país se presenta con importantes diferencias formales, mantiene, sin embargo unas características comunes:
  • La idea de hacer una nueva arquitectura no heredada del pasado. Rechaza los historicismos, rechaza también la estética de la industrialización aunque hace uso de los nuevos materiales y técnicas y tampoco prescinde de los materiales tradicionales ni de la labor artesanal.
  • La concepción artística global que integra todas las artes, arquitectura, mobiliario, objetos decorativos, joyas, carteles publicitarios... Invade todos los aspectos de la vida.
  • Es un arte elitista que acaba al estallar la Primera Guerra mundial.
  • Los edificios se llenan de formas onduladas que se inspiran en la naturaleza ( Francia, Bélgica, España, Alemania)) o bien se reivindica la línea recta, los muros lisos y la mínima ornamentación (Inglaterra, Austria)
  • Este estilo desaparece cuando estalla la primera guerra mundial. De él quedará su interés por el funcionalismo que se proyectará en el racionalismo del siglo XX.
  • Una derivación de este estilo en la década de 1920 es el denominado Art decó por lo que a veces se le suele confundir con el modernismo.

Antoni Gaudí (1852 – 1926)
Formado en el historicismo, especialmente en el neogótico, es capaz de superar en su obra las limitaciones del gótico estructural recurriendo a la naturaleza, no sólo como inspiración ornamental, sino como inspiradora de estructuras llenas de curvas, arcos parabólicos, columnas inclinadas que soportan sin necesidad de contrafuertes bóvedas paraboloides...
La arquitectura de Gaudí es un vehículo de expresión lírica. Es simbólica y emocional.
Está llena de fantasía, transmite libertad.
Junto con las técnicas más avanzadas, introduce elementos artesanales.


Palacio episcopal de Astorga Neogótico




Casa Batlló




Fachada alabeada y revestida contrencadís (mezcla de azulejos rotos, fragmentos de vidrio y esquirlas unidos con argamasa).
Las columnas tienen forma ósea, con representaciones vegetales.

A VISTA DE DRONE


Banco del parque Güel. 



Revestido con trencadís



La cripta de la iglesia de la Colonia Güel 




Se integra orgánicamente en la colina donde se encuentra mediante el rústico revestimiento de muros, columnas y la inclinación "natural" de estas como si fueran troncos de árboles.


Casa Milá (La Pedrera)









1906-1912
Barcelona
La Casa Milá también conocida como La Pedrera fue construida por  Gaudí  entre 1905 y 1910. La obra situada en la esquina que une el Paseo de Gracia y la calle Provenza, fue encargada por el empresario industrial Pere Milá i Camps. Dos bloques de pisos con accesos independientes que comparten una misma fachada. Esta impresionante e inaudita fachada ha tenido múltiples interpretaciones: un mar en oleaje con algas en los vanos -espectacularmente forjados-, una montaña erosionada, el manto de la Virgen cuya escultura debía de coronar el ático...
 La fachada está realizada en piedra calcárea de canteras cercanas, mientras la parte superior está revestida de azulejos blanquecinos pudiendo evocar las cumbres nevadas de las montañas. Los balcones realizados en hierro forjado simulan plantas enredaderas que fueron realizados por los hermanos Badia i Miarnau.


En la fachada no existe la línea recta; en su lugar, una onda continua, en dinámico movimiento, que elude las esquinas y exhibe una marcada horizontalidad, configura la fachada. 
Uno de los secretos de la fachada es que no ejerce de muro de carga, sino que constituye una estructura autónoma conectada al edificio mediante un complejo sistema de vigas y tirantes de hierro. En La Pedrera Gaudí siguió con su propia concepción del modernismo, la evocación a la naturaleza y los animales se traducen en una conjunción de líneas rectas y ondulantes. Gran importancia adquiere el simbolismo religioso en esta construcción, Gaudí remató la parte superior de la fachada con inscripciones del Ángelus. El conjunto debía completarse con una imponente escultura mariana que realizaría Carles Mani: la Virgen del Rosario portando en brazos al Niño Jesús y flanqueada por los arcángeles Gabriel y Miguel.
El edificio se sustenta en una estructura de hierro, combinada con piedra y ladrillos, que elimina las paredes de carga y permite distribuir libremente el espacio interior. 
Cumplen un papel primordial los arcos parabólicos y las columnas inclinadas, elementos fundamentales en la investigación de Gaudí. 
La puerta de entrada principal prolonga originalmente la calle exterior hacia el patio interior planteado como una segunda fachada.
Corona el edificio "el jardín de los guerreros", un espacio onírico que parece representar a guerreros con casco flanqueados por sus escuderos y que es un espacio plenamente funcional, ya que las bellísimas formas sinuosas ocultan los depósitos de agua, la ventilación de los desvanes y las chimeneas.

La Casa Milá es uno de los mejores ejemplos de la obra naturalista de Gaudí, en ella se produce una perfecta conjunción entre elementos naturales, religiosos y catalanes tratados con el estilo modernista que Gaudí trabajó de manera muy personal.


Templo Expiatorio de la Sagrada Familia Barcelona










En 1883, Gaudí, con 32 años, aceptó continuar con el templo expiatorio, iniciado en clave neogótica por el arquitecto Paula del Villar y financiado por las donaciones de fieles. Pensado y concebido con el espíritu de las grandes catedrales medievales góticas, Gaudí lo convirtió en la obra de su vida y en ejemplo único de una nueva arquitectura que aplica la geometría para emular las formas de la naturaleza; a la vez, consiguió insuflar en cada uno de sus elementos el más profundo simbolismo religioso.
Edificio ligero, vertical, presidido por 18 torres cuya media es de 100 m de altura, y rodeado en todo su perímetro por un singular claustro. Tres grandes fachadas acogen 4 torres-campanario cada una, dedicadas a los 12 apóstoles; sobre el cimborrio, la torre de Jesucristo, de 170 m de altura; rodeándola, la torre de la Virgen sobre el ábside y las 4 torres de los evangelistas.
Dalí comparó las torres-campanario con “tubos de órgano”. Sus huecos, de ventanales calados, cuentan con pestañas inclinadas para difundir el sonido y están diseñados para albergar unas campanas tubulares. Gaudí experimentó exhaustivamente, llegando a estudiar música gregoriana para proyectarlas. Se rematan con cerámica vidriada de colores.
Las diferentes fachadas, a la manera de un libro escrito en piedra, narran: al este, en la fachada del Nacimiento se nos narra la infancia de Jesús. Al oeste, la fachada de La Pasión, esculpida por Subirachs, nos narra la muerte de Jesús, y al sur, La Gloria, nos narra el camino a la redención.
La planta, de cruz latina, sigue los parámetros góticos: cuerpo central de cinco naves, transepto, de tres naves con portadas en ambos extremos,  ábside con deambulatorio de siete capillas poligonales, y cripta.
El interior del templo emula un bosque, troncos que se abren en ramas frondosas a través de las cuales se filtra la luz. En las bóvedas combina formas helicoides, conoides, hiperboloides...  Las columnas inclinadas se ramifican con la finalidad de que las ramas sostengan la cubierta en diversos puntos. Las bóvedas se apoyan en estas ramas prescindiendo de contrafuertes en el exterior. Este planteamiento divide las cargas y las desvía hacia la base. Las más de 50 columnas del interior, simbolizan a las iglesias del mundo, sobre las cuales se sustenta la Jerusalén celeste.
Gaudí deseaba que al penetrar en el templo el fiel tuviera una visión unitaria, que abarcara hasta el fondo del ábside. La mirada se dirige hacia el imponente presbiterio, definido por un semicírculo de columnas y presidido por un altar mayor elevado a causa de la cripta subterránea. Sobre el altar mayor se despliega toda una simbología religiosa que culmina en un gigantesco pantocrator, realizado en mosaico e iluminado por la luz procedente del gran óculo que cierra la torre de Jesucristo.
Como bien es sabido, Gaudí no pudo finalizar su obra, y el mismo afirmaba: “Sé que el gusto personal de los arquitectos que me sucederán influirá en la obra; pero esto no me duele; creo que incluso beneficiará al templo, marcará la variedad del tiempo dentro de la unidad del plano general”.
Al final de su vida, se dedicó a laborar incansablemente aquella traza general que debía guiar a las siguientes generaciones. En 1936, sin embargo, un incendio destruyó todos sus dibujos y notas, y sólo quedaron los modelos de yeso. Muchos años más tarde, los avances de la informática y la laboriosa investigación han permitido desvelar las leyes geométricas que animan sus estructuras y continuar la obra según los parámetros que él estableció.



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