PALEOCRISTIANO
La basílica "ESPACIO CAMINO"
Ejemplo: Iglesia (basílica) de Santa Sabina de Roma
Basílica de San Pedro del Vaticano
(que fue sustituida en el renacimiento por la actual)
(planta centralizada,
la alternativa a la planta basilical)
"La vendimia",
la uva y el vino como símbolo cristiano de la eucaristía.
Mosaico de Gala Placidia
Cristo como buen pastor
Sarcófago de Junio Basso
Las escenas cristianas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento son separadas por columnas. Composiciones sencillas y simétricas (tipología de escenas encuadradas, como el de La Pasión que tenéis en el libro de texto)
Cristo "maestro"
del museo de las Termas de Roma
Ejemplo de escultura paleocristiana de bulto redondo
(de las pocas que hay)
ARTE BIZANTINO
Santa Sofía de Constantinopla
Santa Sofía rompió los moldes.
Responde a la edad de oro del arte Bizantino.
Supone una síntesis entre la tradición clásica grecolatina (basilical) y la tradición constructiva oriental (espacio centralizado con la cúpula).
Cuenta la leyenda que , intentando descubrir la auténtica religión, un príncipe ruso envió a todos los confines. Cuando éstos llegaron a Santa Sofía, en día de culto, quedaron hasta tal punto impresionados por los mosaicos centelleantes, las nubes de incienso y la cúpula que flotaba resplandeciente en lo alto, que narraron: "No sabíamos si nos hallábamos en el cielo o en la tierra, y aque en la tierra no se encuentra belleza semejante, pero estábamos seguros de una cosa, allí Dios mora con los hombres".
Sus vanos no están colocados al azar, sino intencionadamente para crear un ambiente misteriosos o irreal. La ventanas de los laterales tienen cristales más oscuros. El color de los cristales se aclara en las ventanas que iluminan la tribuna. Y al llegar a la parte superior "todo resplandece". Las 40 ventanas que forman el tambor de la cúpula dibujan un anillo de luz sobre el que flota la cúpula, símbolo de la bóveda celeste.
El sistema constructivo de Santa Sofía supone un gran progreso sobre la cúpula romana: los materiales son más ligeros y el apoyo sobre pilares y pechinas es más resistente. La amplitud del sistema de contrapesos mediante cúpulas logra crear una imagen simbólica de la bóveda celeste.
San Vital de Rávena
Durante los últimos siglos del Imperio Romano de Occidente, Rávena había sido un importante puerto de mar, sede de la armada y en tiempos de crisis refugio de los propios emperadores. Justiniano, desde oriente, la convirtió en una segunda capital para su imperio y mandó construir en ella la iglesia de San Vital.
Es una construcción de planta octogonal con un ábside en el presbiterio y dos sacristías. También tiene un nártex que no está en el eje del ábside, pues está descentrado, lo que obliga a entra de forma oblicua en el edificio. El deambulatorio tiene tribuna y planta lobulada, logrando así que el espacio resulte más amplio y la separación con la zona central menos rígida.
Los mosaicos del presbiterio forman un programa iconográfico.
A) En el ábside está Cristo Cosmocrator (Señor del mundo).
B) En los laterales aparecen Justiniano y Teodora con sus correspondientes séquitos.
C) En el presbiterio, sobre arcos, hay escenas del Antiguo Testamento que anticipan el sacrificio de Cristo.
D) Y en la bóveda del ábside está el cordero místico entre ángeles.
Capitel trepanado
y cimacio decorado con motivos simbólicos cristianos
Mosaicos de Justiniano y Teodora
(Pág. 111 del libro de texto)
Mosaicos de Justiniano y Teodora,
que se encuentran a ambos lados del presbiterio de la iglesia de San Vital
- Espacio intemporal.
- Carácter lineal, sin perspectiva de volumen.
- Perspectiva jerárquica (en este caso no muy marcada, aunque sí que se deja claro quiénes son los dos principales protagonistas).
- Canon alargado.
- Actitud distante; hieratismo.
Teodora y Justiniano jamás estuvieron en Rávena, pero quisieron favorecerla como capital de su exarcado en Italia. Con este mosaico de carácter votivo (ofrenda), los emperadores se presentaban como perpetuos protectores de la iglesia y de la ciudad.El gesto de la ofrenda está tomado de la iconografía imperial: junto a ciertos rasgos como el modelado de los pliegues o el retrato de Teodora, demuestran la pervivencia del modelo clásico y el interés de los emperadores por mostrarse como continuadores del Imperio Romano de Occidente. Pero esa huella clásica se irá haiéndo cada vez más rígida y formal, como veremos más adelante en el arte Románico.
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