lunes, 9 de diciembre de 2019

ISOCEFALIA


En el Románico el hombre individual, la persona, no existe. En pinturas y esculturas las figuras son símbolos arquetipos, no personas concretas (para ello incluso tiene que recurrir a los símbolos parlantes: objetos que sirven para que reconozcamos a distintos personajes, como las llaves de San Pedro o la espada de San Pablo).

Por ello, cuando nos encontramos varias figuras es normal que, como ocurre en los artes arcaicos (Egipto, Mesopotamia...), las figuras se repitan en sus rasgos, como si fueran verdaderos clones, repitiendo postura gestos y rasgos faciales. A eso le llamamos isocefalia.



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