ORÍGENES Y CONTEXTO HISTÓRICO (INTRODUCCIÓN)
Los primeros árabes eran
politeístas y adoraban piedras sagradas, como la Piedra Negra, un meteorito
conservado en el santuario de la Kaaba, en la ciudad de La Meca, y que
perteneció a la tribu de Mahoma (571-632). Mientras hacía la ruta de La Meca a
Jerusalén como caravanero, Mahoma, convencido de ser un profeta de Alá, decidió
fundar una nueva religión, monoteísta como el cristianismo y revelada por el
arcángel Gabriel, que se le aparecía durante sus meditaciones. Sus discípulos
recogieron sus enseñanzas en el Corán, que significa “recitación”. Perseguido
por los que le consideraban un impostor, Mahoma huyó de la Meca a Medina en el
622, episodio conocido como la Hégira (huida), y marca el inicio del calendario
musulmán, pues en Medina Mahoma creó la primera comunidad musulmana. Tras la
muerte del profeta, sus discípulos se expandieron por toda Arabia y por el
norte de África, y establecieron la capital en Damasco.
En Hispania: A principios del siglo VII, tras la muerte del rey
Vitiza, el reino visigodo, con capital en Toledo, quedó dividido en dos
mitades: la ocupada por los partidarios de Akhila y la de los partidarios de
Rodrigo. Los primeros pidieron ayuda a los musulmanes, que desembarcron en
Gibraltar en el 711 bajo las órdenes del bereber Tarik, que venció a Rodrigo en
la batalla de Guadalete. Se inició así la invasión musulmana que, en tan solo
siete años, dominó la península Ibérica, a excepción de las zonas montañosas
cantábricas y pirenaicas. La ocupación musulmana duró ocho siglos, hasta que en
1492 los Reyes Católicos tomaron Granada.
Al-Andalus es el nombre con el que se conoce el territorio islámico
de la Península Ibérica durante la ocupación musulmana. Se islamizó y adoptó
las costumbres musulmanas. En lo cultural, el pueblo árabe aportó avances en
todos los campos de la ciencia: astronomía, geografía, ingeniería…, y fundó
escuelas importantes en las mezquitas.
Desde el primer momento de la
invasión musulmana, comenzó la resistencia de los visigodos, que acabó formando
un núcleo importante en las montañas asturianas a partir del cual comenzó la
“reconquista” cristiana. En la lucha contra los musulmanes se configuraron
cinco reinos cristianos: Castilla, León, Navarra, Aragón y Portugal. En los
cerca de ocho siglos que duró el período de la reconquista, en todos los reinos
cristianos se desarrollaron el arte románico y el gótico. En los territorios
reconquistados continuó presente la huella musulmana a través de un estilo
artístico que se desarrolló en paralelo con el románico y el gótico: el arte mudéjar.
LOCALIZACIÓN Y EVOLUCIÓN ARTÍSTICA
Los dominios geográficos del arte
islámico se extienden por el Próximo Oriente, por una gran parte de Asia, por
África y por la Península Ibérica. En este último, que es el que ahora nos
interesa, el arte islámico comprende la época de dominio musulmán (711-1492),
concretamente desde el 755, año en que el emirato de Córdoba se independizó de
Damasco. Desde ese momento distinguimos tres etapas:
1. La
época Omeya y Califal (755-1030)).
El arte evolucionó bajo la influencia de los estilos artísticos anteriores y
culminó en la época califal (siglo X),
con soluciones técnico artísticas muy bellas y complejas, como las
arquerías y bóvedas de nervios de la mezquita de Córdoba.
2. La
época Almohade (1153-1212). En esta
época se impulsó una arquitectura más austera y sobria, que potenciaba la
estructura arquitectónica, pero que no descuidaba la decoración ornamental.
3. La
época Nazarí (1238-1492). Se definió
con un lenguaje artístico propio excepcional, con una gran riqueza decorativa
en el interior de los edificios, que disimulaba la pobreza de los materiales utilizados
en la construcción.
INFLUENCIAS ARTÍSTICAS
La mayoría de los árabes eran
nómadas y no tenían una tradición arquitectónica propia. Por ello el arte
musulmán recogió el sustrato artístico y constructivo de las civilizaciones
precedentes. La arquitectura islámica empezó asumiendo como propias algunas de
las características constructivas del arte romano,
como el uso de columnas, el arco de medio punto y las dovelas de colores. El arte
bizantino aportó la utilización de bóvedas y cúpulas para
cubrir los edificios, y del Próximo Oriente se
tomó el arco apuntado y el arco lobulado. Además, el característico arco de
herradura fue adoptado del mundo visigodo.
INFLUENCIAS RELIGIOSAS
No se puede separar el arte
musulmán de lo religioso, pues el Islam rige todos los aspectos de la vida del
musulmán, tanto los sociales, como los culturales. Por ello dentro de las artes
del Islam, será la arquitectura la que tenga más importancia. Tanto la
escultura, casi inexistente, como la pintura o el mosaico fueron siempre artes
aplicadas al terreno ornamental, para recubrir las superficies con ricas
decoraciones abstractas, ya que el Islam no es partidario de la reproducción de
seres vivos, sobretodo de seres humanos. En esta decoración artística podemos destacar cuatro tipos de
ornamentación:
1) La
geométrica, también llamada lacería.
2) La
vegetal o de ataurique, formada por hojas pequeñas que pueden ser simples o
dobles.
3) La
arabesca, motivos decorativos que enlazan figuras vegetales y líneas
geométricas.
4) Y
la caligráfica, formada por textos religiosos realizados en letra que puede ser
de dos tipos: cúfica
(originaria de
la ciudad irakí de Kufa, es geométrica y monumental) o nasjí (cursiva y más decorativa).
En el ámbito decorativo también
son característicos los mocárabes,
prismas colocados en posición vertical, que cuelgan del techo, como si fuesen
estalactitas que embellecen numerosas cúpulas y bóvedas.
Como elementos
ornamentales, se utilizan las baldosas de cerámica de múltiples formas y
tamaños, decoradas y barnizadas.
Pasamos a hablar de las CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA
ARQUITECTURA MUSULMANA:
Podemos distinguir cinco
características técnico-constructivas fundamentales:
1. Los
materiales preferentes en la construcción son el ladrillo y la madera.
2. Es
frecuente el uso de cúpulas y bóvedas en la cobertura de los edificios; los más
destacados son la bóveda nervada, la bóveda de mocárabes de yeso y la cúpula
gallonada.
3. Se
emplean pilares y columnas como elementos de sostén, normalmente delgados, pues
no tienen que soportar techos muy pesados.
4. Se
utiliza el arco de herradura en la mayoría de las obras, además de los arcos de
medio punto, apuntados y polilobulados.
5. La
decoración exterior es muy austera en contraposición con la rica y variada
decoración interior, realizada fundamentalmente a base de yeso, cerámica,
mármos, madera y algunos otros materiales.
La arquitectura islámica se
divide, básicamente en dos tipos de construcciones: de carácter religioso y de uso civil.
ARQUITECTURA RELIGIOSA
El edificio más representativo es
la mezquita, lugar creado por la necesidad de realizar la oración colectiva. Su
origen constructivo está en la basílica romana y paleocristiana, pero algunas
también están influidas por las bizantinas, adoptando la planta central. Aunque
lo más frecuente es la planta rectangular, en la cual diferenciamos dos zonas:
A) La sala de oración (haram). Dividida en numerosas naves perpendiculares al muro (quibla),
orientado a La Meca, en el cual se abre una hornacina llamada mihrab.
Cerca de este espacio se encuentra el púlpito (mimbar) para dirigir la
oración. En algunas mezquitas, como en la mezquita de Córdoba, existe un
espacio enrejado, llamado maqsura,
que separa al soberano del resto de los asistentes.
B)
El
patio (shan). Porticado y
descubierto. En él se sitúa el alminar, desde el que se llama a la
oración y la fuente de las abluciones, en la que los fieles deben lavarse
(purificarse) antes de acceder al recinto interior.
Entre las mezquitas de gran valor artístico, destacamos la de Damasco (Siria), la de La Roca o de Omar (Jerusalén), la de Kairuán (Túnez) y, sobre todo, la mezquita de Córdoba, de grandes dimensiones y enorme riqueza decorativa (comentada en el siguiente post).
Mezquita de Damasco
Mezquita de la Roca
Mezquita de Kairuan
Mezquita de Córdoba
ARQUITECTURA CIVIL
Entre las construcciones civiles
destacan las de carácter defensivo, como la alcazaba, edificio militar que, además, tenía funciones de carácter
civil administrativo.
Destacamos en segundo lugar las fortalezas o castillos, que servían
para defenderse del ataque de los enemigos y aprovechaban al máximo las irregularidades
del terreno.
Y el otro tipo de edificio civil es el PALACIO:
Habitualmente estaban poco ornamentados por
fuera, pero que por dentro, como residencia de soberanos y príncipes, estaban
profusamente decorados, para expresar así la importancia de sus moradores, que
intentarían dejar admirados a los visitantes. Estos conjuntos arquitectónicos,
tanto por las dimensiones, como por la complejidad y diversidad de espacios,
llegan a ser verdaderas ciudades, como el palacio de
Medina Al-Zahara, de Córdoba.
Actualmente se conserva uno de los bellos salones del palacio califal, estructurado en cinco naves precedidas por un pórtico. La riqueza decorativa se despliega en los mármoles blancos grises y rosados de las columnas y en el exquisito recubrimiento floral y geométrico de los paramentos (Un paramento es cada una de las caras de todo elemento constructivo vertical, como paredes o lienzos de muros).
Actualmente se conserva uno de los bellos salones del palacio califal, estructurado en cinco naves precedidas por un pórtico. La riqueza decorativa se despliega en los mármoles blancos grises y rosados de las columnas y en el exquisito recubrimiento floral y geométrico de los paramentos (Un paramento es cada una de las caras de todo elemento constructivo vertical, como paredes o lienzos de muros).
Las columnas articulan ya un lenguaje propio: añaden decoración y epigrafía en las basas; potencian el cromatismo de los fustes y exhiben un gran trabajo de labra en los capiteles. El capitel califal cordobés no oculta las reminiscencias del capitel romano compuesto, con la unión de hojas de acanto y volutas jónicas, aunque lo enriquece con la filigrana surgida de la técnica del trépano.
Los palacios, de dimensiones
variadas, suelen estar divididos en dos partes, una dedicada a la vida pública
y otra dedicada a la vida privada. Las numerosas dependencias del palacio se
distribuyen alrededor de un patio interior, como sucede en el palacio-castillo
de la Aljafería de Zaragoza,
y a menudo disponen
de bellos jardines donde el agua tiene una importancia primordial. Los mejores
ejemplos son la Alhambra de Granada (comentada en otro post más abajo) y el
palacio del Generalife, al norte de la Alhambra, caracterizados por una gran
belleza interior en la que se conjugan con una armonía excepcional el arte y la
naturaleza.
El conjunto palatino solía quedar
cerrado en un recinto amurallado. Tanto estas fortificaciones como las murallas
se componen generalmente de una serie de altas torres con merlones dentados y
notables puertas de acceso, normalmente abovedadas.
Zona amurallada y con torres de la Alhambra
En el ámbito de la Península
Ibérica también cabe citar los baños públicos, que se situaban principalmente
en centros urbanos cerca de los mercados y de las mezquitas. Tienen su origen
en las termas romanas y constan de una sala de entrada o vestíbulo y tres salas
destinadas a baños de diferentes temperaturas. Los baños árabes, sin embardo,
no tienen sólo una función higiénica, sino también ritual.
EL ARTE MUDÉJAR
El término mudéjar deriva del
árabe mudayyan, que significa “aquel
a quien ha sido permitido quedarse”. Artísticamente es el nombre con el que se
conoce a las obras, principalmente arquitectónicas, que se desarrollan en los
reinos cristianos e incorporan influencias, elementos y materiales
característicos del estilo hispanomusulmán.
Esta fusión permite reconocer en
un mismo edificio mudéjar elementos característicos propios de la arquitectura
románica y gótica, como el arco de medio punto y el arco apuntado, y soluciones
arquitectónicas islámicas, como el arco de herradura y los arcos lobulados.
En cuanto a materiales, en el
arte mudéjar es característico el empleo
del ladrillo (mampostería), el yeso y la madera; el ladrillo es fundamental en
la construcción de muros y pilares, y el yeso y la madera son utilizados más
para la decoración. Además, la madera se utiliza para las cubiertas, que siguen
el modelo de aljarfes árabes (techos
planos de madera decorados).
Cronológicamente, el arte mudéjar
abarca desde el siglo XI hasta el XVI, y su evolución se divide en dos etapas
claramente diferenciadas por la influencia del arte cristiano, con lo que hay
que hablar románico-mudéjar y gótico-mudéjar.
Geográficamente abarca una gran
diversidad de territorio en la Península Ibérica, lo cual se explica básicamente
debido al fenómeno de la reconquista. En este largo período de recuperación
lenta del territorio musulmán por parte de los cristianos, se van estableciendo
diferentes centros o focos regionales que dan lugar a diferentes estilos, entre
los que podemos destacar:
a) Mudéjar
castellanoleonés, en el que predomina el románico mudejar.
b) Mudéjar
toledano, modelo de la mezcla de elementos arquitectónicos cristianos y
almohades que a partir del siglo XIII se extendió por toda la península.
c) Mudéjar
aragonés, caracterizado por una abundante decoración.
d) Mudéjar
andaluz, en el que se hace evidente el rico lenguaje ornamental nazarí.
Nos centramos ahora en el MUDÉJAR EN CASTILLA Y LEÓN.
El Románico-mudéjar se desarrolla en Castilla y León entre los
siglos XI y XII sobre edificios de trazo románico (ábsides semicirculares,
arcos de medio punto y cubiertas de madera).
El uso del ladrillo como material
constructivo ha hecho que este estilo sea conocido como “románico del
ladrillo”.
Otra característica del románico
mudéjar de Castilla y León es la escasa ornamentación exterior, que se limita
prácticamente a la utilización de arquitos ciegos. Las torres castellanas se
distinguen claramente por su sencillez. Destaca la zona leonesa de Sahagún (Pincha aquí).
Iglesias destacadas:
-
San Tirso en Sahagún.
Es un edificio religioso, ya sin
culto, construido en el siglo XII que figura entre lo más
representativo del arte románico-mudéjar leonés,
que tuvo en Sahagún, hito del Camino de Santiago, su núcleo originario. Puede
considerarse a San Tirso, de hecho, la iglesia prototipo que sirvió de ejemplo
para edificaciones posteriores en la misma Sahagún, como puede apreciarse en
la Iglesia de San Lorenzo, su
gemela tipológica, y en las provincias de Zamora, Valladolid, Ávila y Segovia.
-
San Lorenzo, en Sahagún.
Es uno de los mejores ejemplos de iglesia mudéjar de carácter híbrido, con
elementos románicos, góticos y musulmanes. Al contrario
que su hermana la Iglesia de San Tirso también
de Sahagún, San Lorenzo está construida enteramente en ladrillo. En el exterior observamos la cabecera de
la iglesia con el triple ábside y, sobre el tramo central, destaca su torre de cuatro pisos de planta
rectangular
-
La
Lugareja en Arévalo.
La ermita de la Lugareja o iglesia de Santa María de
Gómez Román es una ermita situada a las
afueras de la población abulense de Arévalo, considerada uno
de los más destacados monumentos del mudéjar. Construida en el
siglo XII, el edificio que se conserva fue la cabecera de la iglesia del
convento cisterciense de Santa María de Gómez Román. Cuenta con un ábside triple decorado con una serie de arcos. Sobre el crucero se encuentra un cimborrio, decorado en la
parte exterior por una serie de siete arcos de ladrillo en cada fachada.
-
En la ciudad
de Salamanca tenemos La iglesia de Santiago del Arrabal
es un ubicada a las
orillas del Tormes. Pese a su origen románico-mudejar, debido a las reformas
que se hicieron en el siglo XVIII el interior muestra un estilo barroco. El
interior posee tres ábsides.
(El tema puede completarse ampliando un poco los contenidos referentes a algunas de las obras más importantes que comentaremos aparte de cara a la parte práctica en las siguientes entradas del blog)
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